La externalización hotelera es una herramienta de gestión cada vez más habitual en el sector. La mayor parte de los hoteles que optan por este sistema de gestión tienen como principal objetivo trasladar costes fijos a variables para controlar el gasto y reducir las estructuras laborales en áreas no estratégicas del negocio. Sin embargo, hay otros motivos por los que la externalización hotelera es una decisión.
El turismo, ya sea de ocio o de negocio, ya no es el que era. Si antes los clientes valoraban sobre todo la limpieza y la atención personal en los hoteles, ahora el turista busca desconexión y relax, cuidar cuerpo y mente. En definitiva, la tendencia es comer sano y vivir experiencias wellness únicas.
El perfil de consumidor de productos turísticos ha evolucionado en los últimos años y, con él, la forma en la que los hoteles se gestionan. En la actualidad, el turista medio ha transformado sus hábitos y comportamientos, convirtiéndose en un cliente más consciente de sus necesidades, expectativas y derechos.
Una de las estrategias que ayudan a incrementar la facturación en los hoteles es ofrecer servicios y productos complementarios a sus clientes. La fuerte competencia obliga en muchas ocasiones a ofrecer alojamiento a precios muy rebajados para conseguir un elevado nivel de ocupación. Sin embargo, una vez el huésped está instalado en el hotel, el consumo de servicios adicionales puede llegar a ser más rentable que el propio alojamiento.
El outsourcing hotelero está en auge por los beneficios que aporta a los hoteles, principalmente en ahorro de costes y especialización del servicio, lo que supone una importante ventaja competitiva. Sin embargo, ¿conviene contratar una empresa de externalización de servicios hoteleros en todos los casos?
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